lunes, 9 de noviembre de 2015

INVICTUS -Inconquistable-

Sigo dedicándoselo a Custodia Compartida y Denuncias Falsas. Casi sin palabras porque sólo hay un deseo que podamos decir todos, pase lo que pase: Soy el amo de mi Destino. Soy el capitán de mi Alma. Con aprecio y afecto, Maruxa

Invictus (poema) Inconquistable en Latín es un poema breve por el poeta William Ernest Henley (1849-1903). Escrito en 1875, fue publicado por primera vez en 1888 en su Libro de poemas, donde se hallaba el cuarto de una serie titulada Vida y muerte (ecos). No tenía título originalmente: las primeras ediciones contenían solo la dedicatoria A R. T. H. B.—en referencia a Robert Thomas Hamilton Bruce (1846-1899), un exitoso comerciante de harina y panadero que era mecenas de literatos–. El título de "Invictus" (invicto, inconquistable en latín) fue añadido por Arthur Quiller-Couch al incluirlo en el Oxford Book of English Verse (1900).

Trasfondo A la edad de 12 años, Henley fue víctima de la tuberculosis a los huesos. Años después, la enfermedad había alcanzado un pie y los médicos anunciaron que la amputación por debajo de la rodilla sería la única forma de preservar su vida. En 1867 había logrado pasar con éxito el examen de entrada a la Universidad de Oxford. En 1875 escribía el poema desde una cama de hospital. A pesar de sus problemas de salud, vivió su vida de una forma activa hasta su muerte a los 53 años. Su amigo Robert Louis Stevenson basó su personaje del capitán Long John Silver (en español John Silver El Largo) de La isla del tesoro, en él.

   INVICTUS

Más allá de la noche que me cubre,          
negra como el abismo insondable,
doy gracias a cuales dioses fuere
por mi alma inconquistable.


En la cruel garra de la circunstancia
no he gemido ni llorado.
Sometido a los golpes del azar
mi cabeza sangra, pero está erguida.


Más allá de este lugar de ira y llantos
yace sino el horror de la sombra,
Y aún la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.


No importa cuán estrecha sea la puerta,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

Arreglos maruxianos a diez de noviembre de 2015

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