miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Perdón: La Madurez desde la Perspectiva Humana


El Perdón: La  Madurez desde la Perspectiva Humana
Abrir la puerta a nueva vida hacia el futuro sin el dominio del pasado.
Maruxa Oñate Español

“El perdón es la llave a la acción y libertad.”
“En la medida en que realmente pueda llegarse a "superar" el pasado, esa superación consistiría en narrar lo que sucedió.”
“A causa de la imprecibilidad del actuar humano y de la inseguridad del futuro, los seres humanos precisamos de perdonar y ser perdonados, y sólo nos podemos apoyar del prometer y cumplir con nuestras promesas.”
-Hannah Arendt-

Así comienza mi artículo sobre el Perdón, aquí no lo pongo por ser largo, sí lo más importante con admiración Hannah Arendt, filósofa alemana de origen judio de la que he aprendido grandemente lo que es para ella el perdón, el que nos ubica en la política por pertenecer a la acción y la Pluralidad de todos.

Para mí el perdón está ubicado en el sendero del mundo interno. Con dificultad y mucha comunicación con nosotros mismos y con un otro que, teniendo que ser alguien profesional que retraduzca el modo de movernos en el Inconsciente. Que nos haga comprender los sentimientos manifiestos y latentes en nosotros mismos que, desde la salud mental, nos haga comprender qué ha sucedido y hasta dónde ocasiona el suceso las diferentes maneras de huir del dolor que el hecho produce; imposible hacerlo solos.

Aunque el perdón sea un sentimiento y la voluntad dicen que pertenece a lo intelectual o a lo racional. Yo creo que los movimientos de la voluntad pertenecen en ese intermedio entre razón y sentimiento: la voluntad la ponemos en aquello que emocionalmente nos apetece, nos gustaría tener o nos gustaría aprender. Siempre está siendo el timón de la Nao; ¡La voluntad!!

El perdón de forma social-política en los grupos en donde la violencia y sus consecuencias han generado en las personas que sufrieron la violencia, las pérdidas de seres queridos, la enfermedad ocasionada en cada uno de ellos. Desde la ignominia de los terroristas hasta los accidentes de trenes, aviones y catástrofes o la injusticia Social y ante alguna de sus leyes como ocurre con la Ley de la Violencia de Género. Generando todos, los sentimientos provocados sin poder otorgar el perdón y sufriendo por ello la ausencia de serenidad en la vida. Sin olvidar, por supuesto, a todos aquellos que pasaron por campos de concentración; las víctimas de genocidios. Los que pasaron terror tal, que dejaron huellas terribles en unos y en otros.

Sin embargo, los mismos a los que mi admiración siempre fue constante y sincera. Personajes tales que parecen (ante mis ojos por supuesto) gigantes de seres humanos, que tuvieron la capacidad de salir de un campo de concentración y rehacer sus vidas, incluso superar su propio modo de vida. Autores que en su día el propio Víctor Frankl (quien también pasó por campos de concentración) nos dijo, que lo primero que había que curarles era llegar a saber lo que era ser feliz porque tal sentimiento no aparecía en sus vidas, después de salir de un campo de concentración. Personas de la grandeza como Paúl Ricoeur, Merleau Ponty, Wittgenstein. “Filósofos del Movimiento” los llamo yo, porque el concepto de movimiento está en todos ellos como concepto, actitud vital y forma dinámica en la explicitación de sus profesiones. A través de ellos, confirmo que la voluntad pueda ser y es, un elemento imprescindible para llegar al perdón; pasar así por su proceso en la forma social y política. Ninguno de los Filósofos que señalo se han ubicado en la víctimosidad y sin duda, en su momento fueron todos víctimas de la barbarie humana.

Aún comprendiendo lo que significa la curación del rencor; no me es posible vislumbrar aún la forma de lograrlo. Desde lo individual creo que es muy posible, Considero factible el perdón por la riqueza que conlleva capacidad de perdonar a quien lo otorga. No me siento con suficiente conocimiento intelectual ni fuerza emocional ni poseo profundidad en el derecho de justicia unida al Perdón. No me considero docta en poder dar un juicio desde lo social y político y poder llegar al perdón. Ojalá me encuentre con personas con capacidad para ello y pueda observar en ellos la paz que genera otorgar el perdón. Sólo que Freud dijo lo más esperanzador: “Al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar”. Por eso, considero imperioso (disolver el rencor) para salvar, por ser lo más, lo único que tenemos al amparo del amor, lo más grande que posemos los seres humanos: ¡LA VIDA!!

Mi pretensión, que desde lo más humano que hay en nosotros pueda sumarse a otros criterios que puedan darnos el concepto y la realidad de “unidos podemos llegar, solos jamás” uniéndome al pensamiento de Arendt en la política. Así, el Perdón es, que el odio está superado por el Amor… Por eso, el Instinto de Vida puede estar muy por encima “a pesar de” del Instinto de muerte en el hombre. Desde ahí, el camino abierto de reflexión que nos deja Hanna Arendt hacia el Perdón, hacia la Vida y hacia el Futuro, desde el Respeto; concepto político en la gran filósofa Arendt.

La capacidad de hacer promesas y el perdón son dos formas de relaciones humanas, asumimos así la fragilidad constitutiva de los asuntos humanos. Desde el perdón podemos modificar el pasado y desde la promesa también hacerlo en el futuro. Manteniendo el respeto en el perdón que nos permite la Pluralidad Humana que representa La Política. Sin poder iniciar algo junto a otros, sin poder actuar de nuevo; sin la capacidad de hacer promesas, los seres humanos no podrían confiar entre sí, sin continuidad o duración en sus relaciones. El perdón es el “correctivo de los daños inevitables que resultan de la acción”.

Según Arendt, hay actos que no podemos perdonar. Las acciones que trascienden el ámbito de los asuntos humanos y sus potencialidades que intentan destruirlos. La espontaneidad y la posibilidad de iniciar algo nuevo e imprevisible, la capacidad de hablar y actuar junto a otros, ¡La pluralidad!!; elementos constitutivos de la existencia humana. No podemos perdonar aquellos actos que pretenden destruir las condiciones fundamentales de nuestra existencia.´
Podemos comprender lo imperdonable. Reconciliarnos con un mundo en el que nacimos como extranjeros y seguimos extranjeros. Comprender no significa perdonar lo acontecido sino ACEPTAR SU IMPACTO Y SU INCIDENCIA. Es la capacidad para dar luz, reconocer un acontecimiento en su particularidad, en su propio contexto, sus circunstancias, sus características, sin reducirlo a conceptos generales o a esquemas conocidos (sin llevarlo a una generalización). Implica el esfuerzo por encontrar sentido en un mundo atravesado por

1.-La imprevisibilidad: la Promesa es lo que nos da confianza en el futuro y
2.-La irreversibilidad: el Perdón es lo que hace que podamos transformar el pasado de la acción. Comprendiendo, podemos comenzar de nuevo, liberarnos de la cadena de reacciones que nos atan a un evento, a una situación (el rencor), ejercer nuestra espontaneidad a través del perdón.

Al final de mi artículo, sí he llegado a comprender el Perdón desde lo Social-Político. Gracias a los dos; Hannah Arendt y Paul Ricoeur. Como tantos, tendré que ser capaz de llevarlo al sentimiento y a mi parte interna y en última instancia darme el perdón a mí de lo que me corresponde. A pesar de no ser tendente al rencor, miro en mi adentro la forma de que no quede lo más mínimo para poder seguir hacia adelante, como siempre fui, con las alforjas sin el rencor. Ojalá pueda seros útil a vosotros también, un abrazo, Maruxa

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