Hay muchas formas de hacer uso
del amor. Pero la más rácana es guardarla en un banco, algo así como que se
fastidie el capitán que no como rancho. 1.-Por
soberbia (que siempre es defensiva al sentimiento de inferioridad e
inseguridad) y 2.- Por creencia egosintónica
(instalada en uno mismo) de que el dinero lo compra todo. Amontonar, amontonar
como si el amor guardado pudiera como los euros hacerse una riqueza. El temor a
compartir el amor genera eso, la sensación falsa de que en un Banco estaría
bien guardado y poderlo usar cuando quisiera. Pero en el amor ocurre al
contrario, uno se hace más y más rico cuanto más usas el amor en todo como el
condimento de cualquier acción: pintar, coser, jugar, comer, trabajar en lo que
nos gusta (yo enseñando y aprendiendo, mis dos deportes favoritos) y
vivenciando la amistad y el amor. El amor, que es energía, se estancaría si lo
dejáramos en un banco. Me he dado cuenta que mi enriquecimiento ha sido muchas
veces porque he querido por dos personas; por mí y por la otra a quien he
querido. Como el que le da un halo de energía a un coche de juguete que empujamos,
claro se para cuando acaba la energía prestada.
Yo no pienso ser rácana y guardar
en un banco toda mi capacidad de amar, pero tampoco voy a repetir el querer a alguien
por mí y por él mismo. Que se quiera a sí mismo, que cada palo sostenga su vela.
Yo soy feliz queriendo, mas ahora quiero comprobar si me puede gustar el que los
demás me quieran algo más que yo a ellos. Una persona cercana me ha dicho ayer al comentarla ¡Me siento querida (me habían traído unas judías blancas riquísimas), me contesta: pues ya sabes por qué. ¿Por qué pregunté?: Porque te dejas querer. Pensé mucho en ello. Lo asocié a querer por dos, como que así no dejaba que me quisieran por mí, si lo doy todo hecho. Es malo eso.¿Sabéis por qué? Porque al finalizar si
he querido por dos, parece que la pérdida es mayor y no es así. Lo único, es que
hay que entender que los inseguros precisan mucho amor y que has querido a un inseguro que te asfixia un poco.
Sí, pero que cada palo sostenga su vela. Yo creo que tiene que ver con que hay personas
que nos conocemos a nosotras mismas y hay otras que ni se conocen ni quieren conocerse.
Estas últimas, además de ser inseguras, creo que son rácanas en querer porque no pueden empezar por ellas
mismas ¡Si no saben quién son ni cómo son!! Lo dicho: CADA PALO QUE SOTENGA SU VELA.
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