viernes, 19 de febrero de 2016

Entrada en ¡Madre!!

En contestación para vosotros Jesus Muñoz y gracias, para Otero Duran Conchi gracias, para Miguel Ángel Docal Perea, gracias y bienvenido. Gracias a todos, me gusta cómo está pero me parece que es posible que sea con quien sea (menos las ex donde hay violencia no se puede más que separación) pero sí que en cuanto a los demás, si se habla desde el corazón a cualquier progenitor poniéndose en sus zapatos que para eso somos más jóvenes que ellos, podemos perfectamente arreglar cualquier problemas, si no queremos borrar los problemas que hay un tipo de personalidades que dicen (todo lo contrario a la realidad) conflicto pasado conflicto acabado.

Todo es según se haya generado pero nosotros somos los que tenemos que encontrar la palabra adecuada. Estén o no estén uno puede volverse (yo se lo decía a una persona muy cercana los dos en el coche, mira si miramos hacia atrás incluso podemos decir si te ha pasado: papá me hiciste polvo con eso... tú no lo hiciste a propósito pero en mí fue un batacazo contigo... No sabéis ojala lo sepáis lo bien que uno se queda. Siempre HAY TIEMPO, siempre, solo ES QUERERLO. Un abrazo Maruxa,

Pensemos que el vínculo es de dos pero desde uno se puede iniciar el arreglo, claro que arreglar es arriesgado y tenemos que esperar qué quiere el otro. Yo ya arreglé el mío con ella, el vínculo lo arreglé, yo lo hice, hay que pensar algo; quién de los dos tiene más capacidad y quiere hacerlo. 

Casi siempre más capacidad tienen los hijos en su momento porque si no, no aparecería el come come. Quizá que yo siempre he gustado mucho al escribir lo que sea. Por supuesto que un buen tratamiento te ayuda a aprender a escribir poniéndote en los zapatos del otro que no son dotes de Escritor sino Dotes de Persona. Un tratamiento te enseña Empatía que es el inició de tanto arreglo y reparación. Al mismo tiempo el remordimiento va bajando, porque uno es tan responsable de haber fracasado en el vínculo pero el otro también es o somos responsables de no haberlo sabido arreglar y reparar.  

El Remordimiento y La Reparación son los dos pilares de encontrarnos con lo mal permitido habiéndolo dejado sin arreglar por sentimientos propios infantiles, tales como vergüenza, temor a que nos deje vulnerables (decir te quiero o demostrarlo produce vulnerabilidad), desconfianza de que vuelva a ocurrir. Todo ello por la falta de espontaneidad, Qué nos aporta la espontaneidad:
 
1.-El valor de la palabra,
2.- La sonrisa como acercamiento,
3.- La ausencia de defensa en la Comunicación,
4.- El deseo de que se realice el arreglo o reparación y
5.- La finalización del remordimiento.

Éste se da porque en un vínculos ambos somos responsables de lo que ocurre en el vínculo, no hay culpables e inocentes, hay cobardía y valor. Dar el paso es de valientes y quien no lo da por temor a la vulnerabilidad que da el sentirse desnudos internamente, diciendo “te quiero” es de cobardes o el silencio por rencor también es de cobardes porque el rencor es como un traje falso que aparenta fortaleza pero no os equivoquéis, el rencor solo es Incapacidad para llevar a fin un te quiero miedoso, a que le digan anda ya!!  (Justifique o no el rencor y resentimiento). Además el rencor siempre conlleva si no lo sabe organizar para bien del vínculo, siempre conlleva Falta de Salud Mental.

Un abrazo y ojalá sirva lo que puse mío como ejemplo de persona sencillamente. Eso sí lo hice llena de orgullo por dar fin a una historia que pasaba a ser comprensiva-divertida. Al llegar a su casa siempre la decía como madre: pero bueno ¿no me das un cafetito con madalenas? Sonriendo me lo preparaba, creo, no, estoy segura que lo recibía como persona, como madre y como mujer; todo junto. Lo sé porque mi hermano Luís y yo discutíamos por esa época a ver a cuál de los dos nos preparaba cosas por ser madre persona y mujer y querernos atender personalmente porque tenía ya... ancianita. Quizá donde más nos reímos los dos porque ella sonreía constantemente porque se sabía como eje de la realización de la rivalidad en juego entre Luís y yo para ver quién la hacía más sonreír. Jamás sentí un placer más grande en el juego que nos traíamos los dos en Belrreguard ese verano Maruxa

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