Mi primo Ramiro me dijo al enviárselo: No sabía Maruxa que eras lorquiana. Así pues a mi poeta Lorca y a mi hermano Jaime; Lo compuse con gratitud cuando fui a tu médico para el transplante y me dijo que no era posible por la Ciencia. Me lo dijo lleno de amor a ti y compasión a mí; el poema se escribió casi solo sin una lágrima, llena de gratitud al oncólogo en su hablar.
LA LUNA MIRANDO AL NIÑO
Que en un rincón de mi alma
te guardo un sitio.
No temas, niño.
Que mi Luz, te alumbra
por el camino.
Mi haz de Albor,
entre tu temor de niño,
ilumina tus amores,
tus sueños, ¡Los más
queridos!
Y en el recóndito,
Lo que puedas ver, y oírlo.
Que yo…
Te acompaño en tus caminos…
El de adentro, el que te
lleva
a la paz, ¡por ser buen
niño!
y por aquel otro, donde
Destellan.
¡Tu Luz!, que en la Luna pones,
hace a su estela; vía de
Aves y Flores.
Pensamientos, Lirios y, Ruiseñores.
¡La Luna!, llega hasta ti,
en Coloridos de Flores.
Trinos de Ruiseñores en
Planear de Gaviotas.
Mar de playa o, avisando… ¡Tierra a la Vista!
“La alegría del Marino”.
Así, a ti te gritan.
¡Infinito
horizonte del Marino!
¡Gaviotas, de plumajes
reemplazados!
Del blanco al negro, de
adultos llegáis
¡Galanura gris! Distinción
de Identidades.
En su fragancia, ¡Las Flores
susurran!
No temas, niño.
Que la Luna… en tu Mar Riela
y hoy Rutila,
¡Sólo!, para su niño.
que protege y que te ampara,
de temores y de dudas…
La Mar… que está ahí… dentro
del Alma.
que enmudecida hoy estaba…
Sólo escuchan, sólo
acompañan.
Sólo mirando las dos,
al niño… hombre hoy.
¡En un suspiro del Alma!
La Luna le dice al niño… en
murmullo,
mientras la Mar le contempla
con sonrisa silenciada…
No temas, niño.
¡Mi Hombre de Madrugada…!
Yo… La Luna, Ella… La Mar…
Bañando… Agua Templada!
Para que tú…
No sientas temor alguno
¡Ni al Nacimiento del Alba…!
La Luna y el Mar,
desde su brillo acuoso,
Velan al niño…
Mientras él, ¡Hombre ya!
¡A su L u n a y, A su M a r…!
Maruxa Oñate, en silencio a mi hermano Jaime, un año menor que yo.